El servilismo no es entrega es una dimisión

Te quiero tanto que solo vivo, pienso y siento por ti, yo ya no soy yo, soy tu, todo te lo doy sin esperar nada a cambio, te pertenezco, mi vida te pertenece…..

Esas dos líneas que pueden parecer una declaración de puro amor no son mas que una perversión y un abandono de la voluntad. Y no hablo solo del amor en pareja, sino de la amistad o el amor fraternal.

Cuando estoy con la persona amada, ya sea mi hermano, mi amiga, mi padre o mi pareja, debe estar muy claro que somos dos, no uno y un anexo complementario. Te amo y me entrego a ti en cuerpo y alma (voluntad, conciencia, inteligencia), pero entregarse no significa convertirse en el otro, aunque compartamos objetivos, intereses, opiniones seguiremos siendo dos. Y es muy importante que esto sea así, por que si uno de los dos “desaparece” a quién abrazara el otro, ¿a si mismo?, seguro que hay quien prefiere esta opción, pero eso no es amor, es narcisismo.

Por supuesto que podemos cambiar de manera de pensar, el otro nos puede convencer sobre algo y viceversa y esta bien así y si no también, podemos estar de acuerdo en que no estamos de acuerdo. Habrá desacuerdos que incluso pueden llevar a alejarnos, mejor eso que fingir un acuerdo corrosivo que nos haga vivir una mentira. Y otros desacuerdos tal vez no tan importantes con los que se pueda convivir, la flexibilidad es importante.

Al final, de dos que se aman, surge una nueva realidad abstracta distinta de las unidades componentes, en otras ocasiones no tan abstracta, los padres tienen hijos, los parientes construyen familias, los amigos recuerdos y en toda relación de amor encontraremos esperanza, futuro, apoyo y raíces.

Pero no te engañes, solo por que te olvides de ti para vivir la vida del otro, no amas mas, ni mejor, ni tan siquiera hay amor. Parece mas bien que dimitiste de tu vida por que viste otra que te gustaba más, no?, recapacita y mírate dentro ofrece a quien te ama, lo que ama, ofrécete a ti.

Pensar en el otro antes que en ti mismo significa que te entregas, no que ocupas su posición en la persecución de sus objetivos, si no que dedicas tus capacidades a la búsqueda de su felicidad por encima de la tuya propia