Perdonar y amar se parecen mucho

Reconozcámoslo, no somos perfectos, ni tan siquiera nos acercamos y si no lo somos nosotros no podemos exigírselo a los demás, no sería justo ¿no crees?, entonces ¿por qué si somos capaces de aceptar nuestras imperfecciones no podemos aceptar las los demás?

Pues la respuesta es obvia, porque en nuestro fuero interno no aceptamos con humildad que nos equivocamos, siempre hay una justificación y por tanto esperamos que los demás sean tan “perfectos” como nosotros.

Esta justificación toma las más diversas formas:

.- Es que todos lo hacen. Si todos lo hacen no debe ser tan malo, comportamiento de borregos, falta de caracter.

.- Es que yo no sabía. Aquí habría que distinguir entre “no sabía” o “no quise saber”, cada cual con su conciencia. Como decía aquel de muchachada nuit, “penseque y creique, primos hermanos de tonteque”

.- Lo hice por una buena causa. Hitler, Adolf, cuando trataba de exterminar a judíos, cristianos, homosexuales… en realidad creía que estaba salvando al mundo, te lo creas o no, esa era su justificación. Obviamente todos vemos el miedo en sus actos, miedo a otras culturas o formas de vivir que amenazan mi forma de vivir y de pensar. Pero por la noche dormía tranquilamente por que para él, el fin justificaba los medios. Terrible error, el fin nunca justifica los medios, ya que cada medio es un fin en sí mismo.

.- Es que ella me lo había hecho a mí. Pues nada, la ley del Talión, ya sabemos que eso no funciona, pero la venganza… tan dulce cuando se planea y tan devastadora una vez ejecutada, para quien lo hace por supuesto.

.- Pero si no hago daño a nadie. Todo acto o pensamiento egoísta, daña a alguien, siempre, a uno mismo por descontado y si analizas el acto, seguro que entiendes el daño causado a los demás.

.- Él se lo ha buscado. ¿Por qué voy a ayudarle o corregirle?. Yo no he cometido ese error, he sido listo o fuerte, y él ha sido vago, o egoísta o torpe, … o lo que sea. Si ves a un niño de tres años intentando meter los dedos en un enchufe, ¿no le corriges?, una y otra vez, las veces que sean necesarias o tomas medidas para que no se haga daño. Pues hay personas que actúan así, les dicen que se metan una raya de coca y no son capaces de decir que no, no hay mayor diferencia que la del niño de tres años y el enchufe, el razonamiento que siguen ambos es similar, “a ver qué pasa” o simplemente porque así creo que me aceptaran, si corriges a uno, ¿por qué no al otro? La libertad es la capacidad de elegir, y la libertad bien empleada es la capacidad de elegir lo bueno, no coartas la libertad de los demás por ayudarles.

.- Era solo por probar. Es como si te ponen delante un plato de paella y uno de mierda y eliges el de mierda, por probar. Es curioso como el humano, una y otra vez pudiendo elegir lo bueno elige lo malo, que gran misterio, ¿no?,

Tal vez no.

Somos débiles e imperfectos, y cada día debemos luchar por hacer las cosas bien. Y al igual que nosotros todo el mundo, todo el mundo, que quede claro, no se libra nadie. ¿Alguna vez has metido la pata con una amiga y le has tenido que pedir perdón? y si te ha perdonado, ¿no has vuelto a recuperar un poquito de felicidad?, ese perdón te lo ha dado por que te ama (la base de la felicidad amar y ser amado), pese a que le hiciste daño, pondera tu bienestar por encima del suyo y entiende que necesitas el perdón para recuperar la paz.

Entonces sí está claro que debemos pedir perdón por nuestros errores, diarios, y ese perdón nos ayuda a seguir viviendo, a empezar de nuevo, nos devuelve la felicidad, ¿cómo es posible que seamos capaces de negar el perdón a quien amamos y lo necesita?

No es posible si amas de verdad, si tu entrega es total. Quien ama de verdad lo perdona todo.

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